El
resultado del crecimiento demográfico y económico
y nuestro acercamiento al mar en las ultimas décadas no ha
sido muy positivo para la costa ni para sus habitantes. En muchas
ocasiones nuestras actuaciones no son respetuosas con el litoral
provocando uno de los mayores problemas a los que se enfrentan los
ecosistemas y hábitats que nos rodean: la capacidad de carga
de nuestro medio marino se encuentra desbordado ante la avalancha
de vertidos y residuos que el hombre produce. En los archipiélagos,
y en concreto en la isla de Tenerife el problema de la degradación
del litoral se vuelve más acuciante al tratarse de puntos
clave para el desarrollo de la economía insular relacionada
directamente con el turismo.
La
utilización incontrolada de los ecosistemas marinos como
receptores de vertidos y residuos durante las últimas décadas,
ha provocado el deterioro de la costa y de sus recursos naturales
y, en última instancia, la interferencia con los usos tradicionales
de este medio. En los núcleos de población que se
han desarrollado en las zonas costeras o próximos a ellos,
el aumento en la cantidad de aguas residuales y de residuos sólidos
abandonados por los usuarios no ha ido acompañado de la
implantación de infraestructuras necesarias para su tratamiento,
eliminación o reciclaje. Por este motivo, un gran porcentaje
de estos desechos tales como plásticos de diferente naturaleza,
latas, electrodomésticos, materiales con sustancias nocivas
como metales pesados... etc., acaban irremediablemente en el mar.
Al
impacto visual que los residuos flotantes provocan en el mar hay
que añadirle uno mucho más preocupante. Todos los
años son numerosas las tortugas marinas, ballenas y delfines
que aparecen enredados en estas basuras o muertos con filtros
de cigarrillos o plásticos en sus estómagos. La
ingestión de una bolsa de plástico, un material
de largísimo periodo de biodegradación, produce
una oclusión en el estómago al no poderla digerir
el animal que provoca una septicemia generalizada y la consecuente
muerte del mismo. Esto sucede en algunos ejemplares al confundir
algunas de estas basuras con su alimento natural.
Para
contribuir a cambiar esta situación, además de realizar
actuaciones directas y concretas para la mejora del litoral, la
solución más factible es la educación ambiental
y la sensibilización ciudadana, importante instrumento
para provocar un cambio de actitud de la población en base
al conocimiento de los recursos del mar y de las complejas interrelaciones
que existen entre ellos. El objetivo principal del proyecto se
ha enfocado en desarrollar acciones que fomenten la solidaridad
activa, la educación y la sensibilización de la
sociedad tinerfeña ante el medio ambiente marino.
El
PROYECTO MONACHUS se ha desarrollado en colaboración con
la Fundación 2001 Global Nature Canarias, la Oficina de
Participación y Voluntariado Ambiental del Cabildo de Tenerife
(IDECO) y Puertos de Tenerife (Autoridada Portuaria de Santa Cruz
de Tenerife)